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Cuando la cotidianeidad rebasa el absurdo

Sobre la identidad...

¿Qué somos? ¿ Qué es lo que nos hace ser 'YO'?
Me temo que realmente somos lo que los demás creen que somos. Da igual que seas una persona generosa, ya que si la mayoría de tus conocidos te consideran tacaño, entonces... ERES tacaño.
¿Es por tanto la imagen que se da más importante que el ser? No, para nada. Lo que digo es que el ser está definido por la imagen que se da. Y no me refiero sólo a la estética.
Después de esta perorata pseudofilosófica, dejo un nuevo tema abierto para que el 'chanko' lo inunde con su verborrea, y de paso no me critique. Admitirás, señor chanko, que he estado realmente inspirado! :D

Por cierto... has preparado tú mismo esa página clon... ¿o me empiezo a preocupar?

6 comentarios

Mandio -

bueno, bueno, tu primera respuesta es el big-bang de mi sucinto y breve comentario. De todos modos, dejando la clásica verborrea chanka de lado, no dices nada nuevo, excepto que quizá me plagies el tema (;) ).
De todos modos, refiriendo a tu puntualización, no he dicho nada incongruente: Cuando digo 'el ser está definido por la imagen que se da', el término imagen se refiere a lo nuestro que proyectamos en el exterior.
Y de todas formas, hay un punto que no has tenido en cuenta: Leyéndote, parece que crees que nuestra imagen social (¿la real?) es aquella que nosotros proyectamos, y no estoy de acuerdo en este punto, porque una cosa es lo que nosotros emitamos, y otra bien distinta lo que es recibido.
Hal, para que veas que enrollarme también sé, pequeño padawan.

Chanko -

Por cierto, espero que no hayas visto todavía al macedonio universal repartiendo puñetes en pantalla grande, porque tengo mono de palomitas.

Chanko -

Esto me gusta. La página va cogiendo vidilla. Y el espíritu literario que debes de tener por algún lado, diablos, ya va asomando las orejas.

Lo de la página clon: hombre, si no la hubiese preparado yo, ya podríamos ir llamando al profesor Jiménez del Oso para darle un alegrón. Otra vez será. Supongo que habrás reparado en el botoncito azul de abajo a la derecha, que es un estupendo contador de visitas (por si no lo sabes, ya vas veintiséis). La peich nueva está hecha en cinco minutejos, más que nada para ver cómo quedaba, ya que las plantillas son bastante más bonitas y permiten alguna que otra floritura. Iré poniendo tus textos, uno al día con tu permiso, hasta que se acaben, a ver cómo funciona el invento de público (y con algún truquillo). Si en cualquier momento te quieres hacer cargo tú de la página te paso las contraseñas y todo eso. ¿Cómo lo ves?

Chanko -

Bueno, querías verborrea... Así que ahí la tienes. No te empaches. Se ve que últimamente las peroratas pseudofilosóficas las comercializan los bazares de oriental regencia, porque ya ves qué desparrame literario. Aunque lo siento: no puedo evitar criticar. La culpa es de Antonio Gasset Dubois: un día vi su programa sobre cine y me poseyó su espíritu asertivo y su mala leche universalizada. Por no hablar de que es uno de los pocos seres humanos que disfrutan televisando sus propias hipotermias (siempre que se den en Berlín, claro).

Tienes razón: admito que has estado inspirado. Y me has inspirado a mí. Así que tu incondicional público te pide más (y, sobre todo, más a menudo... -y, como detalle elegante, obvio el obvio chiste).

Chanko -

Rara vez coinciden nuestra imagen (valores culturales que proyectamos -aquí va incluida la apariencia puramente visual, claro) y nuestro ser (entendiendo como tal el acervo personal real -conocimientos y moral- adquirido de un conjunto diverso de fuentes). La imagen es variable y manipulable. El ser es fruto de una lenta construcción. Extraídas estas ideas de su texto, compruebo con estupor, señor Mandio, que tan pronto distingue usted los términos -"¿Es por tanto la imagen que se da más importante que el ser? Y no me refiero sólo a la estética."-, como los confunde -"Lo que digo es que el ser está definido por la imagen que se da." ¡Je, je! A ver si se aclara.

Ejemplo: la imagen que proyecto es la de un pedante integral aunque, en este caso concreto, habiendo yo construido mi ser social con milimétrica precisión, me ufano en comprobar que soy exactamente lo que pretendo parecer. Lo cual demuestra mi fracaso, ya que estoy haciendo el camino inverso.

Chanko -

Bueno, esto ya me gusta más, con el señor Mandio metiéndose en harinas de mayor enjundia. Interesante tema (con su permiso, me lo apropio para hacer mi versión en un futuro lo más próximo posible). Muy cierto: somos nuestra imagen. Es uno de los inconvenientes de ser una especie social: aquello que más anhelamos destacar de nosotros mismos puede tornarse una virtud permanentemente oculta a ojos de los demás. La cuestión es: ¿cómo transformar mis virtudes en imagen? O, más exactamente: ¿cómo hacer que mi imagen contenga exactamente la proyección social que yo deseo? Puesto que lo social nos define frente a nuestros iguales, no es extraño deducir la importancia suprema que adquiere la apariencia en nuestra vida. No veo qué tiene esto de condenable. Lo que no acabo de comprender es el caso en que, siendo la proyección personal una construcción deliberada, ésta sólo contiene referencias a sí misma, cerrando de este modo un círculo asfixiante en torno a la intrascendencia. A pesar de todo, éste es el más común de los casos. Y es habitual también que aquellos que pueden transformar su ser social en una inspiración constructiva rechazen trabajar sobre su propia proyección, basándose en tal descrédito. Una pena.