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Cuando la cotidianeidad rebasa el absurdo

La paradoja de ser yo

Pacifista convencido con fascinación por la segunda guerra mundial y el cine bélico, pregonero de la vuelta a una vida más sencilla rodeado de cachivaches electrónicos, suspirando por ser escritor cuando lo único serio que he escrito en mi vida es este blog, odiando el tipo de trabajo que sé hacer bien, ese soy yo. Y aún así, soy feliz.
Supongo que se trata de la eterna insatisfacción humana, que obliga al banquero a acumular más millones, al alpinista a subir una montaña más peligrosa, al empedernido ligón a buscar una mujer más especial aún. Nunca estar contento con lo que se tiene es tan humano como practicar sexo de frente.

1 comentario

Cheburashka -

Pues sí, cuando uno está satisfecho se aburre por la falta de objetivos y se plantea muchas cosas. Lo mejor es estar inmerso en objetivos que cumplir y no plantearse nada: entonces la vida fluye, sin darse cuenta. Y puede que no sea "vida", sino tan sólo supervivencia, es posible.